¿A QUIÉN LE PIDO EL CAFÉ?

Por Mauro Solano, Director Institucional de Governeo

Entrar a la oficina, encender la computadora, y descubrir que no tiene disco rígido. Abrir muebles y cajones, para confirmar que algunos están absolutamente vacíos, y otros repletos de expedientes cuyo origen y destino son desconocidos, en un ambiente atestado de papel triturado y biblioratos con notas amarillentas que escapan de su interior. Y todos los ojos que nos miran con desconfianza. Podría tratarse del comienzo del guión de una película de suspenso, pero no lo es. Describe a grandes rasgos una transición gubernamental en la administración pública.

La consolibanda y bastondación de la democracia y la alternancia en el poder requieren que nos pongamos a trabajar, de una vez por todas, en transiciones planificadas, para evitar que los traspasos se parezcan a la sombría escena descripta más arriba. ¿A qué nos referimos con transiciones planificadas? A grandes rasgos, podemos pensar en procesos preparados, en mayor o menor medida estructurados y formalizados,  que con suficiente antelación al momento efectivo del traspaso del poder, faciliten la construcción de una agenda de gobierno, la conformación de equipos de trabajo, instancias de cooperación entre los actores “entrantes” y “salientes”, la recopilación y sistematización de información de gestión, entre otras.

Quizá resulte aventurado pensar en implementar de un solo golpe amplios y complejos procesos como los que, por ejemplo, se ponen en marcha en Canadá o Estados Unidos ante cada cambio de gobierno. Sin embargo, ello no impide que comencemos a institucionalizar procesos que fortalezcan nuestra democracia y colaboren con la mejora de la gestión pública. Destacados profesionales encargados de impulsar las transiciones en estos dos países, David Zussman, de la Universidad de Ottawa, y Martha Kumar, directora del proyecto White House Transition, nos manifestaron la importancia de instalar en la agenda pública la necesidad de contar con ciclos amplios de transición, desde la conformación de equipos en cada partido político, hasta los primeros meses del nuevo gobierno en el ejercicio del poder, pasando por la conformación de una agenda política y un plan de prioridades, la elaboración de planes estratégicos, la importancia de la disponibilidad de la  información, entre otros.

En este contexto, y ante la total ausencia de mecanismos formales que las regulen en la práctica, dejando entonces el proceso en manos de la buena voluntad de los gobernantes salientes y entrantes, se destaca como puntapié inicial la Resolución N°8/15 del Secretario Legal y Técnico de la Provincia de Buenos Aires. Esta norma aprueba el Protocolo de Transición Planificada para el organismo, constituyéndose en el primer caso de formalización de un proceso de este tipo a nivel provincial. Su objetivo consiste en dar continuidad a las acciones propias del organismo, y ordenar el traspaso de documentación e información críticas para facilitar el normal desempeño de sus funciones por parte de las nuevas autoridades.

Es en este sentido que, desde Governeo, apoyamos iniciativas como la de la Secretaría Legal y Técnica, y comenzamos a trabajar en una agenda orientada a diseñar transiciones gubernamentales planificadas, impulsando su puesta en marcha en la provincia de Buenos Aires, en virtud de los beneficios que traerán en materia de fortalecimiento institucional, aplicación de soluciones innovadoras, y organización del Estado para el desarrollo a través de la sostenibilidad de políticas públicas exitosas.

Quizá así logremos que las próximas transiciones de gobierno se parezcan más a una comedia apacible, que a un thriller psicológico…

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