EL TELETRABAJO COMO OPORTUNIDAD PARA LA TRANSFORMACIÓN DIGITAL
Por Mariano Cervellini, miembro de Governeo
A esta altura de los acontecimientos el teletrabajo es parte de nuestra cotidianeidad y, al menos por el momento, lo hemos asimilado como la modalidad por la cual realizamos nuestra labor a distancia. El innegable impacto que las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones han tenido, de manera dramática, en nuestras relaciones sociales, se patentiza hoy en los vínculos laborales.
En ese aspecto, si bien tanto en el ámbito privado como en el público no es novedad escuchar hablar de digitalización de archivos, documentos electrónicos, firma digital, redes sociales, almacenamiento en la nube, big data, blockchain, contratos inteligentes, chat bots, aprendizaje automático, o inteligencia artificial, nos surgen una serie de interrogantes que no podemos pasar por alto: ¿Han logrado las organizaciones asimilar esas tecnologías? ¿En caso de haberlas incorporado, han favorecido la adopción del teletrabajo?
Teletrabajo en emergencia
Lo cierto es que, al menos en el ámbito estatal para las actividades no esenciales y en gran parte del sector privado que no ha sido exceptuado del aislamiento, el teletrabajo es un hecho y su implantación masiva no planificada, producto de una situación extrema y excepcional.
La experiencia reciente nos muestra que en muchos casos se ha logrado gracias a la buena fe y colaboración de las y los trabajadores, que han aceptado esta modalidad poniendo a disposición recursos materiales propios e, incluso, tiempo extra en pos de asegurar el funcionamiento de la organización. Como también merced a la labor realizada por las áreas de soporte de cada organización, que han hecho denodados esfuerzos por facilitar los instrumentos que estaban a su alcance para afrontar el desafío.
En el caso estatal, si bien existen plataformas que han permitido a los organismos telegestionar sus procesos internos, más dificultoso ha resultado resolver la vinculación con el ciudadano, donde muchos de los trámites aún no estaban disponibles para ser realizados íntegramente de manera remota, por lo que hubo que buscar alternativas de urgencia que dieran respuesta a esos requerimientos.
Pero aún en los casos donde existía aquella “ventaja”, se hizo palpable una carencia hasta hoy advertida por pocos: la digitalización llevada adelante en los últimos años se limitó a replicar los procesos de trabajo existentes en la labor presencial diaria, perdiendo de vista la potencialidad que revisten las herramientas tecnológicas disponibles para superar las barreras de tiempo y espacio, así como la oportunidad que representan para dar un salto hacia una transformación digital que deje atrás años de decisiones erradas que derivaron en la construcción de gobiernos electrónicos fallidos.
Ello ha tenido como consecuencia que en muchos casos los trabajadores debieran innovar por iniciativa propia o en colaboración con sus pares o superiores para continuar desarrollando sus tareas, lo que naturalmente no ha sido de otra manera que adoptando las aplicaciones de uso cotidiano que estaban a su alcance, como ser el uso del correo electrónico y/o almacenamiento en la nube para compartir para los documentos de trabajo, las redes sociales para la comunicación interna, o las videollamadas para realizar reuniones de trabajo.
Todo pasa, pero algo quedará
Algunos hitos sucedidos durante este tiempo de aislamiento y distanciamiento permiten avizorar que no todo seguirá igual, pues ante los beneficios alcanzados producto de una tecnificación adecuada en ciertos aspectos de la gestión cotidiana, difícilmente haya vuelta atrás.
Pongamos como ejemplo las reuniones de trabajo a través de plataformas como zoom o jitsi, donde las limitantes de tiempo y espacio a las que antes nos referíamos se han desdibujado, permitiendo participar de eventos que se realizan en distintos puntos geográficos, o incluso de varios en un mismo día, o entrar y salir de uno y otro, todo a un clic de distancia, con solo compartir una pantalla de escritorio, y utilizando cualquier dispositivo conectado al que se tenga acceso.
La conformación de equipos de trabajo horizontales, más allá de las jerarquías de cada integrante, es también una gran noticia, pues ha roto barreras y preconceptos permitiendo el abordaje de temas concretos y complejos, dando paso a respuestas creativas y liderazgos distintos, y trayendo como resultado beneficios concretos.
Ni que hablar de la simplificación de trámites o a la eliminación de requisitos formales excesivos e innecesarios que, sumados a la aceptación casi generalizada de documentos electrónicos, representan avances que hasta unos meses parecían difíciles de alcanzar.
El futuro pasa por transformarnos digitalmente
Para responder el interrogante acerca de cómo teletrabajar de manera eficiente y eficaz aprovechando las oportunidades que brindan las nuevas tecnologías, si bien puede resultar útil no nos parece suficiente ponernos a enumerar las plataformas o aplicaciones disponibles en una especie de menú a la carta, o que hablemos en abstracto de los beneficios de nuevas tecnologías como el aprendizaje automático, por mencionar una de ellas.
Es hora de unir capacidades y optimizar recursos en pos de una planificación inteligente, que nos interpele a pensar en conjunto la adopción de plataformas y/o herramientas que la tecnología nos brinda, capaces de romper los límites de tiempo y espacio que persisten hasta la fecha y nos anclan al pasado.
Con la prolongación del aislamiento para los grandes conglomerados urbanos y el distanciamiento como alternativa para el resto de la población, ante la amenaza latente y verificada de rebrotes del virus cuando se creía que el mismo estaba en retirada, y frente a un panorama donde la vacuna o el descubrimiento de un nuevo tratamiento se presentan como las soluciones capaces de poner fin a esta pandemia, el teletrabajo no ha hecho más que desnudar esta realidad, ofreciéndonos una chance más (¿la última?) para iniciar el camino que nos conduzca hacia una transformación digital real de nuestras organizaciones.
Solo así estaremos en condiciones emprender una senda de desarrollo, prosperidad y bienestar general, pues las prácticas y tecnologías del pasado servirán poco y nada para afrontar los complejos desafíos del futuro.