Día del Trabajador: repensarnos en un contexto desafiante

El año transcurrido ha sido disruptivo en múltiples dimensiones, entre ellas la del trabajo. El 11 de marzo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el brote del coronavirus COVID-19 como una pandemia. En la Argentina, mediante la Ley Nº 27.541, se dispuso la emergencia sanitaria, y el 19 de marzo se dictó el DNU N° 297/20, por el cual se dispuso el «aislamiento social, preventivo y obligatorio». El trabajo remoto se convirtió en la única opción viable para las actividades no exceptuadas.

Así, la pandemia global reconfiguró nuestras relaciones y vínculos sociales hacia la virtualidad, y las organizaciones públicas y sus trabajadores y trabajadoras soportaron la tensión derivada de exigencias muy variadas, todas ellas urgentes: refuerzo del sistema de salud, prestación presencial de servicios esenciales; nuevos formatos on line para educación, justicia, y atención al público en general. La crisis económica, además de la sanitaria, obligó a sumar políticas destinadas a amortiguar su impacto, como el Ingreso Familiar de Emergencia o el Programa de Asistencia al Trabajo y la Producción, entre muchas otras.

La palabra de moda es «teletrabajo». Y la búsqueda es la de un modelo que permita compatibilizar el impacto positivo de las TIC en las prestaciones de las organizaciones, con la mejora de la calidad de vida de sus integrantes. Un proceso virtuoso basado en la premisa de que todo avance tecnológico debe redundar en un provecho para las personas, tanto para quien resulte beneficiario/a, como para las y los trabajadores. El teletrabajo planteó desafíos específicos en cuanto a su definición conceptual. Además, implicó una reestructuración de las relaciones dentro de las organizaciones que requiere de un cambio de enfoque y es transformador de su cultura.

A fines de Julio de 2020 se sancionó la ley de teletrabajo (Nº 27.555), fruto de una intensa labor desarrollada por la Comisión de trabajo de Diputados donde se conciliaron numerosos proyectos que provenían de diversos espacios políticos, incorporando el aporte de organizaciones sindicales, empresarias y de la sociedad civil, representantes del Gobierno Nacional y del Poder Judicial.

La norma incorporó a nuestra legislación laboral algunas precisiones sobre una modalidad que puede tornar difusas las garantías para la parte trabajadora ante la ausencia de previsiones expresas. El texto sancionado estableció, como artículo 102 bis, una definición de teletrabajo en la Ley de Contratos de Trabajo (Nº 20744), para luego delinear una regulación específica en la materia. Sin embargo, su objetivo no fue agotar la regulación del asunto, sino determinar presupuestos mínimos que garanticen un piso de derechos cuyos detalles serán objeto de los convenios colectivos de cada actividad, donde también podrán combinarse prestaciones presenciales y remotas.

Ya adentrados en 2021, el 20 de enero se publicó en el Boletín Oficial de la República Argentina el Decreto Nº 27/2021, mediante el cual se aprobó la reglamentación de la Ley de Teletrabajo en aspectos tales como: el derecho a la desconexión digital, la visibilización de las tareas de cuidado, la voluntariedad y reversibilidad, los gastos generados por el teletrabajo, la provisión de elementos de trabajo, y la garantía del derecho a la intimidad, entre otros.

En el Sector Público, mediante el Decreto Nº 325/20, se dispuso que las y los trabajadores debían realizar sus tareas, en tanto ello sea posible, desde el lugar de cumplimiento del aislamiento, con la finalidad que el Estado efectúe sus funciones a pesar de la emergencia. En pocos días, el trabajo de las administraciones públicas cambió drásticamente. Y, contradiciendo los prejuicios habituales, los datos informados por la Secretaria de Gestión de Empleo Público exhibieron un incremento de la actividad respecto del 2019, y una mayor conexión en días y horarios inhábiles que, habitualmente, tenían poco tráfico.

Esto demostró, por si hiciera falta, el compromiso de las personas y su comprensión del momento histórico excepcional. Las y los trabajadores aportaron espacios, dispositivos tecnológicos, conectividad y tiempos que eran propios. El caso de la docencia, en todos sus niveles, ha sido paradigmático en ese sentido.

El 1º de mayo de cada año celebramos las conquistas de las y los trabajadores vinculadas a la mejora de sus condiciones de trabajo y la limitación de las jornadas durante la revolución industrial. Hoy, la transición tecnológica y la emergencia sanitaria imponen nuevas luchas y solidaridades. En este contexto, saludamos a las y los trabajadores que hacen posibles los servicios que dignifican nuestra vida.

Para conocer más acerca del teletrabajo o trabajo remoto, así como sobre las diversas dimensiones que hacen a la administración y gestión pública, podes ingresar aquí.